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Por: Sharay Castro |
“Ella es el espejo que refleja un mundo de posibilidades para ti. Es tu cómplice, tu compañera en la medianoche, alguien que sabe cuando sonríes, aun en la oscuridad. Es tu mentora, tu abogado defensor y hasta tu psicóloga. Otras veces… es la razón por la que quisieras ser hija única.”
Bárbara Alpert.
Yo sé, queridos lectores, que era el turno de “Tuvalu” pero, hey, dicen que en la variación está el gusto. ¿Será?
Yo creo que sí. Es por esto que me he decidido a escribir sobre la persona más importante de cualquier persona: los hermanos mayores. Y sí, queridos lectores, es que esa hermana/hermano que, a ratos es el ser más odioso de la vida es la única persona que nos conoce a fondo, con quien podemos decir: “esta soy yo”.
Es verdad que queremos como a “hermanos (as)” a muchos (as), pero nadie como aquella persona con la que tuvimos la suerte y la gracia de crecer. Aquella que nos enseñó muchas cosas importantes en la vida, como: atar las agujetas para que mami no nos retara o “tips” acerca del otro sexo o simplemente nos sirvió de role model en cosas como: aprender a jugar fútbol o cualquier deporte, aprender sobre el maquillaje, montar en bicicleta o incluso a conducir auto.

Ella la que me vio crecer, con la que compartí secretos en la noche, con quién jugaba a las muñecas o a la casa embrujada, la que es paciente conmigo y aguanta mis cuartos de hora, la que es completamente diferente a mi… Ella es mi hermana.
Este artículo fue inspirado por mi hermana y, debo admitir, por dos personas muy queridas por mí. No es mi intención contar situaciones ajenas ni nada por el estilo. Pero sentí que debía relatar, desde mi percepción, como es tener una hermana mayor y lo que eso significa en mi vida. Es decir, ¿quién conoce cuando dices mentiras, quién sabe de tus gustos o se ríe de tus chistes aunque nadie más lo haga o a quién ves como lo más cool del mundo? A tu hermano mayor.
No diré que jamás he tenido disgustos o discrepancias con mi hermana porque sí los he tenido y han sido bastantes a lo largo de estos 20 años junto a ella. Pero es tanto por lo que hemos pasado, lo que hemos vivido juntas que me pregunto, ¿para qué malgastar el tiempo disgustadas? Es todo un bagaje de experiencias entre risas, llanto, locuras y demás que uno comparte con su hermano mayor. Tanto tiempo juntos y aún no podemos tolerar su actitud o su mal genio o, en mi caso, su frescura. Siempre, nosotros hermanos menores o a ratos mayores, esperando que cambien su forma de ser y actuar, pero y nosotros ¿qué?

Pero, queridos lectores, con sinceridad… ¿Quién no lo ha pensado alguna vez?
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