Nunca he sido partidaria de “Ser el primero es ser el mejor” sin embargo, mi paso por la universidad me hace pensar que tal vez que no estoy en lo correcto. Es común vincular al mejor con aquel estudiante que opta por tener la mano levantada durante toda la clase sin que sus aportes sean necesariamente apropiados para el desarrollo de la materia.
La universidad me ha demostrado lo que se considera importante en el medio, al parecer la facultad del habla está sobreevaluada, y es precisamente por esto que algunos abusan de ella irresponsablemente. De manera estereotipada se asume que el alumno que participa es el bueno, el que no lo hace es porque no sabe la respuesta de ninguna pregunta, es decir es el vago; lamento decepcionarlo señor profesor; mis buenas notas reflejadas en los exámenes y lecciones resultan ser mas valederas que emitir comentarios irrelevantes en clase. Ciertamente “En boca callada no entran moscas” y “Piensa todo lo que digas y no digas todo lo que piensas” es mi filosofía.
Dudo que esto solo me pase a mí y espero que mi percepción acerca de que todo el mundo cree que el estudiante callado es el vago o mal llamado ignorante sea errónea pero, la mayoría sí lo hace. No lamento ser callada, lo que lamento es que como estudiante tenga que ser parte de una hipérbole dónde todo vale dentro de ella, que todos seamos iguales cuando ese iguales significa un prejuicio. Lo que mi boca callada no pudo decir ciertamente lo expresan mis letras.
*Alumna de Comunicación y Literatura de la UCSG.
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