viernes, 28 de enero de 2011

ARTÍCULO DE OPINIÓN: LAS INVASIONES EN GUAYAQUIL


El tema de las invasiones que rodean la ciudad de Guayaquil ha venido generado controversia desde el año pasado. Cada vez más asentamientos se están haciendo presentes en las afueras de la urbe de la capital del cantón Guayas, lo que provoca incertidumbre tanto en quienes viven en las mencionadas invasiones como los que habitan en la ciudad. 

Por un lado están miles de personas que viven en condiciones paupérrimas y luchan por una mejor situación socioeconómica; al punto que han construido sus casas de caña y palos con la única finalidad de sobrevivir. Estas personas han trabajado duro por conservar y conseguir los asentamientos que han desarrollado, muchas veces siendo víctimas de estafas por falsos propietarios que se aprovecharon de la ignorancia de las personas para satisfacer sus necesidades cómodamente. 

Desde otra perspectiva, están los invasores oportunistas; personas que han sacado fruto de todo el barullo e incertidumbre actual para exigir al Gobierno que se los reubique y se les provea una vivienda, cuando nunca han sido parte de las ya conocidas invasiones. Reclaman y exigen la misma facilidad que se les está otorgando a individuos que llevan más de diez años en terreno invasor, lo cual molesta enormemente a muchos de los conocedores del tema.

Recientemente, el Gobierno ha optado por desmantelar y derrumbar las viviendas de los invasores que se rehúsan a ser reubicados, pues se le has otorgado un tiempo prudencial para indicarles dónde vivirán y éstos han respondido de manera negativa ante la solución provista por el Primer Mandatario. Ellos manifiestan que los nuevos lugares son muy aislados y  sería más complicado llevar un estándar de vida normal y/o parecido al que actualmente tienen.

Desgraciadamente, es evidente que el estilo de vida de estas personas cambiará, pero es inaudito que ellos consideren que con esta solución se los está perjudicando. Se les está otorgando viviendas sin costo alguno, en lugares en los que existe acceso automovilístico y con una mejor organización; no obstante, se niegan a dejar los lugares insalubres en los que viven, pretendiendo ignorantemente que el Estado invierta presupuesto para abastecer de servicios básicos a todos los asentamientos que las personas del Ecuador deciden iniciar.

Claramente tenemos un problema cultural; miles de seres humanos que no han sido educados y cada vez se reproducen más. El pueblo ecuatoriano está acostumbrado a recibir y exigir sin esforzarse; espera ser atendido y se victimiza diciendo que no es escuchado. Hasta hace unos años atrás apoyaba este punto fervientemente, pero me he informado a tal punto que ya no creo que sean la fuerza débil que dicen ser. 

Es verdad que la oligarquía de la Derecha destruyó la economía y el sistema político del país por décadas. Es cierto que el modelo económico que utilizamos no funciona y ha sido aplicado inapropiadamente por todos los que nos han gobernado. Sin embargo, a pesar de todas las dificultades irreversibles que nos afectan, aún así se están buscando y proveyendo soluciones. 

Es muy difícil explicarles a estas personas que necesitan dejar de quejarse y adaptarse; es un reto cambiar esa forma de pensar conformista e inculcarles lo importante que es buscar salir adelante con las pocas herramientas que se les otorga. Concuerdo en pensar que es injusto y todos deberíamos gozar de la misma comodidad y tranquilidad; pero en vista que no es posible por el momento… ¿La solución es rechazar la ayuda que se les da y cerrarse a las alternativas?  


Por: Juan José Campoverde Huertas

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